Mi alma está enamorada de un desorden caótico que se asimila a la belleza y la calma de la naturaleza.
Fui tan fuerte como pude, sostuve la cuerda hasta lastimar mis manos, utilicé la fuerza de cada uno de mis músculos para mantenerme de pie y luchar una guerra, que al final terminé por darme cuenta que era contra mi misma. Yo quería quedarme y quería que te quedaras conmigo en un lugar en el que tú ya no estabas y aunque te fuiste despacio, poco a poco, como quien quiere escapar sin hacer ruido, yo no lograba percibirlo, veía tu silueta a mi lado en todos los lugares, y más que tu silueta, también veía tu corazón, mi esencia romántica me hacía ver que estabas ahí como lo estaba yo. Cuando empecé a notar que la mayoría de las cosas eran producto de mi imaginación, cuando tus palabras ya no sonaban a chiste y pinchaban mi piel entonces comencé a entrar en esa realidad de la que todos me hablaban y fue ahí cuando empecé a marchitarme, aún así, al igual que los girasoles fui paciente y me mantuve ahí, soportando la noche y esperando la luz del día para mirarla de frente, para ...
Comentarios
Publicar un comentario